...a veces los deseos se cumplen

Así es. Siempre he oído eso de "ten cuidado con lo que deseas, porque podría cumplirse" y hoy lo he comprobado personalmente. Aquí estoy, sentado en mi cama, con legañas en los ojos y las sábanas por los tobillos del calor que hace. Tengo el portátil sobre las rodillas, una sonrisa de oreja a oreja y cada vez que levanto la vista veo esto en la pared:

Rolling in the deep...

Aquí estoy, sentado en el alféizar de mi ventana. Con la mirada perdida hacia el horizonte, dónde el mar se une con el cielo a medida que la oscuridad inunda la escena. El sol hace rato que se puso, pero aún se ven los destellos detrás del acantilado que hay más allá de mi urbanización. Si miro hacia de izquierda el cielo es azul oscuro intenso y las estrellas empiezan a brillar; hacia la derecha el cielo es malva y anaranjado. Se nota que se está terminando el verano porque hace un mes a estas horas aún estaría en la playa a plena luz aunque no pudiera ver el sol.

Estoy triste. Mucho.

Sussan está loca

Uno que llega al Blog ilusionado para contar lo bien que se lo ha pasado en la fiesta de anoche y descubre que la señorita Donovan ha estado jugando por aquí. Y encima le ha costado tres intentos publicar lo que había escrito! Jajaja. Pelirroja inepta.

eeeeoo eeoooo jajaja

Holaaaa!! Soy Sussan escribiendo desde el ordenador de Ryan!! Estaba buscando musiquita buena para nuestra pequeña fiesta y he descubierto que tiene este blog!! Jajajaja. Que mariquita es! Os informo de que lo estamos pasando en grande y vamos un poco perjudicados! Menos mi novio que no ha querido beber.. pffff! Pringado! Jajajaja.Y sólo son las 12 y media! :P

Espera oigo ruidos!


Nada, era el gato. Qué gato si aquí no hay gato?! Voy a ver...

Inyección de positividad

¡Ha venido Sussan! Estoy que no me lo creo. En teoría, no iba a venir porque estaba liadísima con los exámenes, pero decidió darse un respiro y ha venido a verme por sorpresa. Bueno, a vernos, porque Nathan sigue aquí aunque no lo parezca.

Llegó ayer por la tarde y enseguida sentí que volvía a ser un poco más yo. Por unas horas conseguí no pensar tanto en Matt y disfrutar con mi mejor amiga de los últimos rayos de sol de la tarde. Sin mencionar que, como lleva todo el verano encerrada estudiando, está blanca como la nieve y a mi lado –que llevo todo el verano cogiendo sol– parece casi albina, una albina pelirroja. Cosa rara.

Esta noche tenemos una pequeña fiesta en casa para rememorar los viejos tiempos así que nos vamos al centro comercial a por privisiones.

Ganas de llorar...

Acabo de volver del cine y estoy conteniéndome para no echarme a llorar. Y no precisamente por la película.

Tras insistir mucho, convencí a Nathan para ir al cine y pasar una noche entretenida. Me costó sangre y sudor conseguir sacarlo de casa pero, una vez fuera, lo pasamos bien y estuvo más "normal" de lo que ha estado estas dos semanas. Vimos Rock Of Ages y aún tengo ganas de que me devuelvan mi dinero, pero esa es otra historia. A la salida nos sentamos en una cafetería a comer y tomar algo, y fue cuando ocurrió lo que me ha dejado en este estado.

Dependencia & Necesidad

A todos nos han roto el corazón alguna vez. Y el que diga que no, o miente o no tiene sentimientos. Todos hemos sentido que el mundo se acaba, que la vida no tiene sentido (en este aspecto algunos lo piensan durante más o menos tiempo, pero siempre ronda ese pensamiento por la cabeza) y que no podremos continuar con nuestro día a día ahora que la persona con la que compartíamos todo nos ha abandonado –o la hemos abandonado por causas de fuerza mayor–. Nos acostumbramos tanto a la presencia de esa persona que nos parece imposible que pueda existir un futuro sin ella. No importa cuánto tiempo hayamos estado juntos, ni las vivencias que hemos tenido; el corazón no entiende de razones ni lógica y se limita a decidir, por sí mismo, que no puede latir sin sentir a esa persona cerca.

¿Qué he hecho mal?

No me siento con fuerzas para escribir esto, pero necesito desahogarme. Algo ha pasado, aún no sé exactamente qué, y Matt ha decidido poner fin a nuestra aventura. Y ni siquiera ha tenido la decencia de decirmelo a la cara.

Hace dos horas, mientras me duchaba, vino a casa y le dijo a Nathan que me dijera que septiembre está cerca y no podemos seguir con esto. Y encima se lo dice a él! Aun sabiendo que no debería porque Nathan no sabe nada de la historia. No entiendo qué ha pasado ni qué he podido hacer para que haya tomado esa decisión. Todo iba sobre ruedas.

Malas noticias... :(

Acabo de llegar del supermercado y aún estoy de mal humor. Más que malhumorado, más bien diría preocupado o angustiado. Justo cuando menos me lo esperaba, Nathan ha aparecido por aquí y pretende quedarse todo el mes. ¡Tres semanas aquí con él! ¿Y ahora qué hago?

Una señora llamada Joana.

Así es, Matt le ha contado a sus tíos los problemas que ha tenido son sus amigos. Evidentemente, no les ha contado la causa de esos problemas –ni falta que le hace–, pero les ha dicho que no lo tratan bien, que se han metido con él y creo que se ha inventado algunas historias un tanto delictivas para hacerlos parecer aun peor. También les ha hablado de mí, diciéndoles que nos conocemos de un curso de informática que hicimos en Norwalk –ya, claro...–, y que este verano nos hemos hecho amigos y yo sí soy buena persona. El caso es que ahora ya es libre para salir y entrar cuando quiera, incluso para quedarse a dormir en mi casa siempre que le de la gana, siempre y cuando avise con tiempo y sus tíos sepan que está bien. Lo que nos viene de lujo para poder seguir disfrutando de esto que ha surgido entre nosotros sin pensar en los horarios, las excusas o las mentiras.